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jueves, 17 de mayo de 2018

SPIRAEA HYPERICIFOLIA


Jardinería silvestre con floridos colgantes blancos 
    
Spiraea hypericifolia
Spiraea hypericifolia

He dado hoy, ya mediada la primavera, una vuelta por Morquillón para disfrutar del bullir de la flora. Y bajando por el cortafuegos hacia el corral de Miguelón, he encontrado floridas y con hojas a las espireas (kapiestras en euskera). 
Mientras tanto al otro lado del mundo, en China, los profesores Liu, Zhang, Su, Liu, Che de la Facultad de Horticultura de la Universidad Agrícola del Nordeste investigaban cómo hacen las jóvenes espireas para resistir el frío invierno  y mostrarnos ramilletes de flores en primavera. 
Trabajo de chinos.


Spiraea hypericifolia
Andando entre los bojes del pinar hacia Las Revueltas, es frecuente ver las ramas resplandecientes de las espireas mojadas por las  gotas de rocío. En el frescor de cualquier mañana, me parece lejana la contaminación del tráfico de la autovía. 
Y mucho más lejanas, sin comparación, me resultan las investigaciones sobre los efectos de la contaminación radioactiva en la estructura de estas preciosas plantas realizadas por Ajdosova y compañía en la Universidad de Kazastán  y publicado a través de la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). 
Trabajo de kazajos.

Spiraea hypericifolia
Aprovechando un mañana fresquita he subido a la sierra y en El Carasol me he vuelto a encontrar con más espireas floridas. 
Pero más alto y alejado en el tiempo debería ir para ver cuál ha sido la evolución filogenética desde la época del Mioceno hace trece millones de años de de estas guirnaldas, como lo han hecho Gulzar y otros en la meseta Qinghai-Tibetana. Los cambios orogénicos del Tíbet han alterado la estructura de esta planta, que ahora admiramos por aquí con hojas no sé si similares a los hipéricos (hypericifolia).
Trabajo de tibetanos.

Spiraea hypericifolia
Ver cómo verdean los sembrados de Aspra tiene el aliciente añadido de pasar por viñas baldías, hoy cubiertas con flora diversa y sus ribazos con espireas. Por ahí, además,  no es raro sorprender agachado a algún que otro recolector de trigueros. 
Y bien sorprendido me he quedado yo mismo al enterarme de que en la lejana Universidad Estatal de Altai, en la industrial (y desconocida para mí) ciudad siberiana de Bernaúl han estudiado los flavonoides de los compuestos fenólicos que se contienen en las hojas de esta especie de espireas.
Trabajo de rusos.


Spiraea hypericifolia

Me llama la atención que la distribución mundial de esta especie de espireas se reduzca al extremo oeste europeo y a localizaciones puntuales alrededor del Mar Negro  y que, sin embargo, los estudios publicados se han efectuado en lugares alejados de estas zonas. Así mismo, que en Texas, USA, se alarmen por la previsible naturalización de estas espireas, cuando tienen constancia de la presencia de esta especie antes de que Texas fuera USA. 
Recelos de estadounidenses.



Brillantes plantas jardineras, consideradas y estudiadas a lo largo del mundo

Spiraea hypericifolia