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lunes, 21 de julio de 2014

AGRIMONIA EUPATORIA

La historia de la farmacopea y la botánica en una espiga de flores amarillas

Agrimonia eupatoria
Agrimonia eupatoria



Tras la Casa del Chocolatero hay una surgencia de agua que  mantiene húmedo el terreno durante el verano. Sorteando los charcos, llegué sin mojarme a la zona menos húmeda, donde vi que florecían con profusión las agrimonias. Continué la vuelta mañanera por las viñas llecas bajo el pinar de El Castellón, donde volví a encontrármelas dispersas entre santolinas, verbenas y hierbas de amor azules y blancas: un tranquilo jardín donde pasar la mañana. 




Agrimonia eupatoria



Al parecer es una planta que ha conservado su nombre griego de agrimonia desde la antigüedad. Esta palabra parece aludir al uso tópico para el tratamiento de las manchas oculares albas del ganado, el albugo. Este y otros usos medicinales, junto con el parecido con otros nombres de plantas quedan explicados  en las anotaciones que Andrés de Laguna, médico del Papa Julio III, hizo al Dioscórides. 


Edición facsimil (Gobierno Navarra y Príncipe de Viana)





La agrimonia figura en el Herbario de Roncesvalles en la página 202 con una imagen coloreada y precisa tanto en el aspecto general como en los detalles de raíz, hojas y frutos.

Agrimonia eupatoria





Este herbario es uno de los ejemplares de la edición del Herbario de Christian Egenolff, impresor y editor de Fráncfort. Fue condenado por conculcar los derechos de autor al emplear los dibujos hechos del natural por Hans Weiditz para el Herbarum Vivae Eicones publicado en 1531 por Otto Brunfels, uno de los “padres de la botánica”.





Agrimonia eupatoria

Hasta épocas recientes,  su empleo medicinal ha tenido relación con aspectos variados de la salud, como las afecciones hepáticas (eupatoria) y las ulceraciones. En tiempos pretéritos, un bálsamo de agrimonia tenía la virtud de cicatrizar las heridas producidas las herramientas del campo (hierba del podador) o por armas de guerra. Actualmente figura entre los componentes de la llamada Agua del Arcabuzazo y, como se sigue comercializando a buen precio, tengo que pensar que hay quien la considera de eficacia probada.

Agrimonia eupatoria





También me queda claro que, si las otras veintitrés plantas que figuran en la fórmula magistral tienen tantos componentes químicos como la agrimonia, raro sería que varios de ellos no tuvieran algún efecto antiséptico y cicatrizante. No es de extrañar, por tanto, que haya constancia de su cultivo en los huertos medicinales de los monasterios, como el de la Cartuja de Valdemosa o el Monasterio de Pedralbes y de su empleo en hospitales, tales como el Hospital real de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza o  el San Mateo de Sigüenza





Y así, cada verano la agrimonia nos ofrece sus virtudes, 
olvidadas en los albarelos de las boticas

Agrimonia eupatoria

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