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martes, 28 de enero de 2014

RUSCUS ACULEATUS

No parecen flores y lo son; parecen hojas y no lo son

Ruscus aculeatus
Ruscus aculeatus


Al entrar al piso vi el jarrón con el ramo de rusco con bayas rojas. Nos juntábamos para celebrar la Navidad y Maite había cuidado también ese detalle en la decoración de la casa.
- ¿Has visto que las bolitas salen de las hojas?
-¿De las hojas? ¡Ah, pues sí! ¡Qué curioso!



Ruscus aculeatus






En el sotobosque de los pinares del pueblo, entre los bojes, los ruscos brotan en matas dispersas aquí y allá. Bajo el talud de la Mansio Romana también hay varias matas que mantienen el verdor del barranco. Y desde la ventana de la cocina veo el vigor de dos matas que pugnan por crecer a la sombra de los enebros. 
En Navarra no ha parecido necesario protegerlos, como ocurre en Euskadi.




Ruscus aculeatus



Ahora, en estos días a punto de nevar, les están brotando en los tallos-hojas las florecitas que serán bayas rojas en otoño. Dar a los tallos forma de hoja, debe de ser la manera que han encontrado estas plantas de pasar de los fríos a los calores del verano. Para defensa de los herbívoros, los tallos-hoja terminan en punta punzante (aculeatus). Estoy por suponer que fueron los romanos quienes nos dejaron la palabra y nos enseñaron a usar el akuilu para azuzar a los cansinos bueyes que transitaban por la calzada y El Vado.


Ruscus aculeatus


Sin embargo, no todas las flores se harán bayas. Aunque se parecen todas las flores, unas tienen sólo estambres y otras sólo el pistilo: unas tienen un borde amarrillo y otras el borde húmedo. Los insectos serán las celestinas que llevarán el polen de unas a otras. Pero, cuando vea aparecer los frutos rojos, tendré que recordar que el rojo es señal de peligro; peligro de vómitos, diarreas y convulsiones, ¡bufffff!.


Ruscus aculeatus


Y como no hay mal que por bien no venga, a los ruscos les han encontrado usos variados. 
El rusco, variedad de acebo para los romanosse empleaba por sus punzantes ramas-hojas como cepillo en la limpieza de toneles de vino. 
En varias lenguas, al rusco se le conoce por su empleo en la defensa de las fresqueras frente a los ratones
El empleo medicinal de los componentes de la planta ya lo explicaba Dioscórides; así que no es de extrañar que medicina moderna los emplee para el tratamiento de varias dolencias.




Bien, un ramo de ruscos por Navidad y que no sea el médico quien me los recuerde; 
que ya me cuidaré de no pincharme con ellos.

Ruscus aculeatus

martes, 7 de enero de 2014

MORICANDIA ARVENSIS

La evolución atmosférica en color violeta

Moricandia arvensis
Moricandia arvensis


La moricandia saluda florecida el cambio de calendario mostrándonos sus flores violáceas. En tiempo frío, sorprende verla estos días coloreando el borde de la carretera, al otro lado de la gasolinera. 
Aunque lleva el nombre específico de arvense (que crece en los sembrados), por aquí prefiere la animación de las cunetas y les deja a los trigos la tranquilidad de los campos. 


Moricandia arvensis



Se consideraba que la moricandia era otra especie de berza (brassica), como la colza o las coles, y así la consignó Linneo en su clasificación de las plantas. 
Y fue el botánico suizo Augustin Pyrame De Candolle (1778-1841) quien estudió los caracteres específicos de sus vainas, semillas y flores y la distinguió en un nuevo género de plantas, al que dio el nombre de moricandia. Este nombre es una adaptación del apellido de otro suizo aficionado a la botánica: el vendedor de relojes Etienne Moricand (1780-1854), estudioso de la flora del Véneto italiano.


Moricandia arvensis
Además de marcar ese pequeño hito en la historia de la botánica, la moricandia es un testigo relevante de la evolución adaptativa de la plantas. Desarrollando su ciclo reproductivo durante la época fría evita el riesgo de deshidratación, ¡que ya se sabe cómo son de secos los veranos por aquí! En tiempo frío, como la transpiración es reducida, la cantidad de agua necesaria para llevar a cabo la fotosíntesis del carbono está asegurada. Y es que por la fotosíntesis las plantas son lo que son: el CO2 del aire se transforma en los compuestos carbónicos complejos que constituyen la estructura de las plantas: tallos, hojas, flores, frutos o semillas. 

Moricandia arvensis



Puede parecer que es otra planta vistosa más, pero ¡qué va!: la moricandia es nada menos que una planta C3-C4 Y esto ya son palabras mayores en la explicación del progreso evolutivo mediante saltos novedosos. Esto del C3-C4 no es una referencia al modelo de mi citroen, sino al número de carbonos de las moléculas que se produce en la fotosíntesis. La mayoría de las plantas son plantas C3: producen los azúcares o la madera a partir de moléculas de tres carbonos. Pero la moricandia es de la minoría de plantas que tienen un sistema “híbrido”, en el que se utilizan además compuestos de cuatro carbonos.




Moricandia arvensis



La aparición del sistema C4 es indicador del cambio sustancial de la composición de nuestra atmósfera. Ahora el CO2 nos resulta un gas contaminante, pero para las plantas es su medio de vida. Las plantas llevaban 2.700 millones de años comiéndose el CO2 del aire y contaminando la atmósfera con oxígeno, cuando algunas dijeron que no podían más y crearon un nuevo sistema para sobrevivir con bajos niveles de CO2. Esto debió ocurrir hace poco (7 millones de años tan solo) y la moricandia fue una de las plantas que se apuntó al progreso. Las berzas, ¡pobres!, se quedaron como plantas C3 y aquí estamos nosotros comiéndolas y respirando oxígeno. 



¡La contaminación nos ha terminado por devorar!, deberían pensar las plantas cada vez que se vean en un plato de verduras.

Moricandia arvensis